viernes, 29 de julio de 2011

bueno bueno, parece que esto a estado más desierto que Atacama o el Kilimanjaro. nadie a pasado sus ojos por acá. no es tan fácil la comunicación en la Era de las Comunicaciones. a menos que le hagas caso 100% a las recomendaciones de las empresas dadoras de ser-vicios.

tengo que admitir que esta soledad, esta insularidad, me hace unas cosquillitas terribles en el cerebro. bueno, no tan terribles (no me está leyendo nadie, no tengo porqué exagerar). me dan ganas de portarme como me plazca.

uuuuuuyyyy, que miedo.

después de todo, y para ser sinceros, si ahora estuviera acá conmigo Crush, leyéndome cada tanto por  encima del hombro como le encanta hacer, yo estaría escribiendo sobre música. Crush, jeje, cree, jaja, que mi blog va a ser sobre música. Jeje. no sabe ni el nombre ni mucho menos la contraseña. su orgullo es gigantesco, deberían verlo a ese orgullo, no pasa por las puertas. menos que menos sabe de qué va a ir en realidad el blog.

y sin embargo sería feo pensar que no le interesa.      

martes, 26 de julio de 2011

ok, acá de vuelta, capturando mi voz en el mp4 de Crush, voz que después me va a sonar agudahorrible por que no va a estar filtrada por la cámara de mi cráneo, horror, me voy a escuchar como me escuchan los demás, o parecido, equivalente, lo que sea. ¿donde estoy? el pedido de localización viene pegado a la comunicación electroportátil. ¿donde estoy? ¿en qué sentido? ufffff. plomada.

pero, es que es necesario. para variar, tengo ganas de comunicarme.

bien. estoy sobre una silla de metal y madera, las patas y el respaldo de metal pintado de color negro, el apoya trasero de madera recubierta por una lámina de goma espuma recubierta por una cuerina bordó. la silla está sobre un piso de madera, dicen que es pinotea. el piso está en una casa de pasillo reformulada que data de los años 30. la casa de pasillo, perdon por el esquematismo, está en un pasillo. el pasillo da a una calle con nombre de proser. la calle se extiende con su tránsito por el up-arato di-gestivo de Rosario.

me gustaria que fuera la cantante, pero es la ciudad.

me grabo para después desgrabarme. mi voz tiene, trae, deformidades. me salen monstruos. tengo un tentáculo en La Plata. tengo otro en Charleroi. otro en Pico Truncado. otro en Sao Tome das Letras. otro en  París. otro en Quillota. otro en Tokio. otro en El Cairo. otro en Cali. otro en Buenos Aires. otro en Punta Arenas. otro en New York. otro en Santiago. otro en Comodoro Rivadavia. otro en Ciudad del Este...

si youtube-iera agallas, como dice la madrasta pátria, me ahorcaría con mis cuerdas vocales. but, al no ser un ser anfibio, con las mismas, con las cuerdas, tejo un macramé colorinche post-colombiano.

llegó Crush. voy a cortar por ahora con esto para hacer entrega de sus legumbres. seguro me va a contar de nuevo lo de Calígula y las lentejas, lo de los egipcios que odiaban las habas y por eso los saserdotes no las comian y el pueblo raso sí, y para terminar me va a contar lo de la locura en la corte de Luis 14 por las judías, no las chicas llamadas Sara o Ruth o Rebeca etcétera, sino las legumbres cultivadas en América desde tiempos remotos, como los controles, remotos claro.

    

produzco un corte invisible y arranco. estoy en el medio de la calle. cruzo...

salir al cruce para cualquiera en mi situación no es, de entrada, ni favorable ni desfavorable. ¿al cruce de qué?: por lo pronto, de la calle con sus colmillos que son los autos. ¿cual es mi situación?: la de muchos, la de todos: vivo en el hall del siglo 21, la entrada a un edificio que ya pinta ruina, meada y grafiteada y bardeada y transitada como las entradas de los monobloks que conocí en muchas ciudades. ya está. ya crucé. voy a apagar la grabadora porque me voy a meter a una dietética y voy a preguntar por el precio de unas legumbres que me mandó a comprar Crush.