martes, 17 de enero de 2012

Fragmento de GOEBBELS BLUES (nouvelle)



Durante nuestra primera cena con Anri y Megumi (un ramen con naruto), en compañía de Inu Zambrano, el gato gris de esta última, charlamos sobre lo extravagante del famoso escritor Yukio Mishima; su hiperactividad (quizás la anécdota ejemplar de este aspecto sea la que lo describe organizando tres eventos, en un edificio, a la vez,: abajo, una entrevista para promocionar un libro; en uno de los pisos intermedios, la puesta de una de sus obras teatrales; y en la azotea del edificio, una parada militar con su pequeño ejercito (incluyan por favor, cuando lo imaginen al eufórico Mishima subiendo y bajando, los respectivos cambios de atuendo); su obsesión en los últimos años con la belleza grecorromana del cuerpo masculino, convirtiéndose finalmente él mismo en físico-culturista (durante muchos años, la entrada físico culturista del diccionario japonés estuvo acompañada por una foto de Yukio Mishima); su gusto por la literatura francesa, en particular por Flaubert y Sade; su versión fotográfica del San Sebastián de Guido Reni, interpretada por él mismo (su obsesión con el sobaco izquierdo del mártir, que tiene clavada una de las tres flechas); su exposición frente a cientos de militantes radicales de izquierda en la universidad; su ejercito personal (la Sociedad del Escudo), sí, el primer, el único escritor con una tropa propia; ¡cuantos quisieran! (bueno, D’annunzio tuvo una ciudad-estado; está Julio Cesar; Trotsky mismo, fue general y escribía bien; Sarmiento fue presidente de todos los argentinos; Vargas Llosa quiso serlo de los todos los peruanos pero no pudo; da igual, esas son otras historias, o no); su espectacular seppuku (suicidio ritual japonés por desentrañamiento), planeado hasta en los más mínimos detalles, al menos diez años antes de que finalmente sucediera. También hablamos de bananas. De Melt Banana, la banda de noise, y de Banana Yoshimoto y de los libros suyos que conocíamos (yo sólo conocía uno), y de su padre, Takáki, el filosofo y poeta, héroe del 68 japonés, y de su hermana, Haruno Yoico, la mangaka preferida de Anri. ¿Por qué se había puesto Banana de nombre artístico? Porque le gustaba la flor del banano, por eso; así son los japoneses. A propósito del personaje de su novela La última amante de Hashiko, hablamos de su homónimo, Hashiko el perro, el perrito fiel como le decían en Japón, el que había esperado a su amo en la estación de trenes de Shibuya durante nueve años, sin saber que este, un profesor de agronomía llamado Hidesaburo Ueno, ya había muerto de un derrame cerebral mientras daba clases; en la estación, justo en el lugar en donde él se ponía a esperar a su amo, sin saber que nunca regresaría, le levantaron un monumento a Hashiko; todos los 8 de marzo se lo conmemora. Las dos chicas opinaron que la película japonesa de los 80 basada en la historia de Hashiko era mejor que la reciente con el actor budista Richard Gere. Yo les conté que en la ciudad de la que venía, Rosario, en Argentina, en el Cementerio de La Piedad, un collie esperaba a su amo desde el día de su entierro, en 1995. Y más tarde comentamos la frase con la que Oé termina su primera y brutal novela Arrancad la semilla, fusilad a los niños, que los tres habíamos leído. La frase dice así: Me levanté, con los dientes apretados, y eché a correr entre las hierbas y bajo los árboles hacia el interior cada vez más oscuro y tenebroso del bosque… Final de la novela. Con bruxismo y puntos suspensivos. Durante el postre seguimos con el tema de los libros que recordábamos terminados en puntos suspensivos (como el de Oé). Fumamos una pipa y yo entoné el cantito eh oé salchichas con puré: ¡eh! / eh oé salchichas con puré: ¡eh!; y me reí solo. Expliqué lo del Oé escritor y el oé de las salchichas con el puré; pero fue peor. En mi pésimo inglés, creo, habían comenzado a detectar proposiciones surgidas de la mente de un maniático sexual. Les explique, simplemente, que era una canción de niños. Y por el tema de los niños (también tratado en esa novela y en otras de Oé) llegamos al mundo de los idols japoneses. 

        

10 comentarios:

  1. mi perra se llama Yukio... homenaje "desplazado", lo se.

    de Banana, sólamente tengo "asleep", sin leer... mirándome así con cara de: bueno, sería hora de que te dignes a ojearme u hojearme.

    hablando de ejércitos: me acordé de Malraux en su plan de aviación, para pelear por la república española y de Trakl, enloqueciendo en una guerra mundial, sin medicamentos y con soldados mutilados a su alrededor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. eso! me olvidaba! si tu perra es la que se ve a la derecha de la pantalla, estoy en condiciones de afirmar que es sarco (o zarco), es así? un ojo gris y el otro marrón? como bowi? porque si es así, es como mi adorada Pavlova (dios la tenga en un canil de gloria), la perrita que me aportó la foto (y en parte el personaje) para le blog.

      sería una linda coincidencia.

      Eliminar
  2. si, lo es. exactamente así es.
    un ojo es celeste y el otro es marrón.
    mi perra es muy glam rock (?)
    usa pañuelos de colores... y le canto temas de bowie porque vendría a ser una suerte de white duchess.

    la foto de tu perra es muy linda

    nice coincidence, ni hablar!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. mi Pavlova también era muy glam (aunque murió virgen, a los 2 años y 9 meses).ahora está en varios escritos míos (entre ellos una novelita muy mala, que me editaron unos degenerados) y en videos y fotografías que no puedo mirar todavía.

      a lot of luto

      Eliminar
  3. llorar por un perro es uno de los actos de mayor nobleza.
    hay una poesía de Neruda que le escribió a su perro muerto. es una de las pocas cosas que me reconciliaron con él después de muchos años.

    linda, Pavlova. no se debe haber dejado acondicionar.
    cuánto degenerado editando, no? qué se le va a hacer (?) aunque apuesto que no debe ser tan mala la novelita...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. neruda...neruda... me suena...

      está (si es que no se la tiraron a alguien por la cabeza) en "la libre" (conoce la librería?)y en un par más que no me acuerdo; se llama Darwin (editorial Tropofonía, de Rosario); aunque le recomiendo mejor que siga con las 4 cuerdas (esa es otra coincidencia: la vamos de músicos (aunque por la actitud de la foto, se ve que lo tuyo va en serio).

      Eliminar
  4. la libre, la de san telmo? me voy a dar una vuelta.

    la vamos de músicos... bajista, también?
    salí seria en la foto, pero parafraseando a borges me enorgullezco más de mis discos escuchados que de mi música tocada (?)
    igualmente mis bajos (tengo 2) son "amor del bueno"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. no, bajista no (una vez sí, hace unos años, hice una suplencia de bajo en una banda de ska: era verano y con esas bases de walking y el calor, y el tamaño de esas cuerdas...ufff; además, el ska, con cuentagotas)...
      yo aporreo guitarras (me especializo (¿?) en afinaciones muertas (algo así como las lenguas muertas, pero, en fin...); también trabajo (¡¿?!) con cassettes (cintas continuas) y radios am con pedales y una laptop que no puede haberse caído más veces...

      la cosa es molestar...

      se me hace a mí o estamos re al vicio?

      yo tendría que producir, por el país, por la humanidad, por los valores perdidos... but

      y está cita, nada más porque viene barbara para tanto calor:

      "Animal, mamífero, placentario, megalómano, con rasgos dipsómanos, poeta, con vocación de escritor satírico, ciudadano universal, filósofo (…). Soy un degenerado superior."

      Fernando Pessoa

      Eliminar
  5. estamos al vicio
    es enero y estoy de vacaciones

    Pessoa y sus alteregos.
    otro más que termino mal por el alcohol.
    el libro del desasosiego es de lo mejor que le pasó a la humanidad.

    ResponderEliminar
  6. Supiste de eso, che, viste? http://www.youtube.com/watch?v=Ydp35KElXQQ

    ResponderEliminar